Revisión coches, dos términos que deberás tener siempre presente si quieres garantizar el correcto mantenimiento de tu vehículo. Gracias a ellas se consiguen detectar a tiempo todas las averías que se producen por el uso del coche, que a priori pueden pasar desapercibidas, y que de no ser solucionadas a tiempo pueden llegar a ocasionar problemas más graves en el futuro. No hay que perder de vista tampoco que no solucionar estos problemas, además del importante coste que puede llegar a suponer, también puede poner en riesgo la seguridad tanto del conductor como del resto de pasajeros del vehículo o usuarios de la vía pública.
Las revisiones deben hacerse según los criterios fijados por el fabricante. Por norma general, la primera de ellas se suele fijar cuando el coche, en el caso de los de primer uso, haya recorrido unos 15.000 kilómetros. No obstante, en caso de que el vehículo no haya alcanzado esta cantidad de kilómetros, lo recomendable es pasar una inspección a los doce meses de la matriculación. A partir de esta primera visita, el resto suelen programarse cada 15.000 o 20.000 kilómetros.
¿Qué se comprueba en estas revisiones?
En las revisiones del taller se comprueban que todos los elementos del vehículo funcionen correctamente como, por ejemplo, el aceite, los filtros, el anticongelante, los neumáticos, la iluminación…
Uno de los puntos clave de análisis es la transmisión. Con indiferencia de si el coche cuenta con una caja de cambios automática o manual, en el taller se encargan de comprobar si se ajusta herméticamente, su limpieza –es decir, si está o no contaminada con grasa–, si el eje presenta daños o si los fuelles están desgastados o en mal estado. Hay que tener en cuenta que obviar estos puntos de control pueden provocar fallos en el funcionamiento del vehículo.
Los amortiguadores son otros de los elementos claves dentro de las revisiones junto con los neumáticos y los frenos ya que constituyen un conjunto básico para la seguridad que permite absorber las irregularidades del terreno y frenar su incidencia en el vehículo. A diferencia de lo que ocurre con las ruedas, los amortiguadores y los frenos no se aprecian a simple vista, por lo que su periódica comprobación resulta imprescindible.
Otros puntos de revisión
Igual de importante es comprobar el estado del kit de distribución, una rotura en la correa puede llegar a provocar averías serias. Lo recomendable es que re compruebe su estado entre los 80.000 y los 100.000 kilómetros.
Las revisiones en los talleres también incluyen la comprobación de los sistemas de escape y los catalizadores, fundamentales para reducir tanto las emisiones como el ruido de los gases al salir del motor.
Aunque puedan parecer que tienen una menor importancia, comprobar los filtros también es necesario. Gracias al de aire se garantiza que el motor no tiene impurezas y que la combustión se realiza en correctas condiciones. Una función similar tiene el del aceite, con el que se retienen las impurezas que se generan por el proceso de combustión y por la fricción de las piezas internas del motor.
En definitiva, si quieres garantizar el estado óptimo del vehículo es importante hacer periódicamente las revisiones recomendadas por el fabricante, solo de esta forma evitarás problemas futuros.
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