El casco es uno de los elementos fundamentales para proteger a los motoristas. Según explican desde la Dirección General de Tráfico (DGT), diversos estudios apuntan que las lesiones en la cabeza son la principal causa de muerte entre los accidentados de dos ruedas. En concreto, el 80% de los fallecidos en este tipo de siniestros son por impactos en la cabeza.
La DGT insiste en la importancia del uso del casco ya que reduce un 30% la posibilidad de sufrir lesiones mortales. Es más, gracias a su uso la probabilidad de salir ileso de un accidente aumenta en un 20%. El casco se configura por tanto en una opción indispensable para los motoristas. En la actualidad se pueden encontrar cientos de puntos de venta en los que encontrar el modelo que más se ajusta a nuestras necesidades como, por ejemplo, Zafra moto sport, tienda especializada en el sector de las motos y las bicicletas.
Tipos de cascos
El de los cascos es un mundo muy versátil. Son muchas las variedades que se pueden encontrar. Uno de los modelos más demandados son los integrales que son los que mayor nivel de protección ofrecen al estar compuestos de una sola pieza que no se puede desmontar.
También están los modulares que ofrecen un nivel de protección más bajo que los anteriores. En estos modelos el mentón es modulable; es muy útil para paradas rápidas puesto que no será necesario quitar el casco.
Por otro lado, y disminuyendo el nivel de protección se pueden incluir los cascos de cara abierta o jet. Aunque protegen zonas sensibles como la nuca o las orejas. En este caso la cara estará expuesta salvo en aquellos casos en los que incluyen pantalla. Siguiendo esta línea se encuentran los conocidos como calimeros que no cubren ni la cara ni la nuca, algo que deja muy expuesto al conductor en caso de accidente.
Otra variedad son los cascos para motos de cross, específicamente pensados para este tipo de deporte que ofrecen un amplio campo de visión y cuentan con una buena ventilación.
Características de los cascos
Sea cual sea el modelo que se elija, lo cierto es que es los cascos deben estar fabricados con materiales resistentes, como la fibra de carbono. Además de ello es importante que cuenten con un recubrimiento interior que sea capaz de amortiguar el golpe.
También es importante que el interior cuente con almohadillas hipoalergénicas que ofrezcan protección a la cabeza y la cara. Lo ideal es que dichas almohadillas puedan sacarse con facilidad para poder lavarlas. Otro punto importante es que cuenten con suficiente ventilación para evitar que se empañe con la respiración o el clima.
Talla
Uno de los principales errores que se comenten con los cascos es no utilizar la talla adecuada. Un casco mal ajustado, además de ser incómodo, es peligroso. La mejor forma de acertar con la talla es midiendo la cabeza desde la frente y por encima de las orejas. Una vez tengamos las medidas solo tendríamos que acudir a la tabla de equivalencias del fabricante para ver cuál es el tamaño adecuado.
Algunos de los trucos para identificar que el casco es de una talla superior a la que necesitamos es que se mueve con facilidad de atrás hacia delante o que baila cuando lo tenemos en la cabeza.
Certificaciones y homologaciones de los cascos
Es otro de los aspectos que no se deben descuidar y que hay que tener en cuenta para garantizar la seguridad de los motoristas.
A nivel mundial existen tres estándares principales de homologación. El primero es el ECE, que es el vigente en la Unión Europea y que se actualiza de forma periódica en función de la nueva normativa en materia de seguridad que vaya apareciendo. El segundo es el Snell, originario de Estados Unidos y mide la resistencia al impacto, la eficacia del sistema de retención, así como la estabilización de las áreas protegidas del cráneo. En último lugar está el sistema DOT, también exigido en Norteamérica que establece medidas básicas en materia de protección y visión periférica.
Vida útil
Otra de las claves para garantizar la seguridad de los motoristas es no utilizar un casco más allá de su vida útil, que suele estar comprendida entre los cinco y los ocho años, en función de los materiales de fabricación.
Pero no solo influye el tiempo en la vida útil del casco. El uso, la limpieza o la forma de guardarlo son variables que también influyen de forma directa en el tiempo que es seguro utilizarlo. Los fabricantes también recomiendan sustituir el casco por otro en caso de haber sufrido un impacto fuerte. No es necesario que sea provocado por un accidente; un golpe desde más de un metro y medio de altura es suficiente para que pueda estropearse.
En definitiva, a la hora de elegir un caso hay que tener en cuenta muchos más factores que los puramente estéticos. La seguridad de los motoristas exige, ante todo, que se apueste por opciones homologadas y certificadas que se ajustan de forma adecuada para garantizar al mismo tiempo el confort del piloto.
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