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Nota | 7 |
Prueba Mazda CX-5 diésel 150 CV. Ya te lo dijimos cuando tuvimos en nuestras manos el Mazda6: los modelos de la marca nipona están pensados para acumular kilómetros sin que acuses el cansancio. Este SUV no es una excepción.
Prueba Mazda CX-5 diésel 150 CV: diseño
Cuando sufrió el rediseño en 2017, el CX-5 varió muy poco sus dimensiones exteriores: apenas 5 mm menos de longitud (mide 4,55 m), la misma anchura (1,84 m) y 5 mm más de altura, hasta los 1,68 m. Su aspecto exterior es diferente, con líneas estilizadas y más actuales. Es uno de los crossover que más gusta (has visto muchos en la carretera, no digas que no) y es por algo, aunque también tienen que ver su habitáculo, su comportamiento y su motor. Se debe a lo siguiente…
Prueba Mazda CX-5 diésel 150 CV: interior
Al abrir la puerta encuentras un habitáculo cómodo, familiar, acogedor en cierta forma. Los materiales y acabados ofrecen una impresión visual correcta y no desmerecen al tacto. Hay cambios respecto al Mazda CX-5 de 2015: la consola central se ha modificado y la insonorización del vehículo es mejor (de hecho, resulta encomiable que el sonido de la mecánica diésel apenas llegue a nuestros oídos). Pequeños detalles hacen la vida a bordo más agradable; por ejemplo, la palanca de cambios ha subido cuatro centímetros y ahora está más cerca de la mano y del volante. Esta mejora en la ergonomía hará que puedas pasar horas recorriendo carreteras sin que te enteres.
Dos adultos viajarán cómodos en las plazas traseras: son confortables y los respaldos pueden reclinarse.
Aquí ayudan unos asientos en los que es sencillo encontrar la postura de conducción adecuada gracias a sus múltiples reglajes (pueden ser eléctricos, de forma opcional). Sujetan el cuerpo en las curvas y hacen que estés a gusto en ellos. Esta sensación se traslada a todos los pasajeros, ya que hablamos de un habitáculo amplio, incluso en sus plazas traseras.
En las banquetas posteriores hay espacio para las piernas y la cabeza de ocupantes altos, que además pueden acceder por unas puertas con un buen ángulo de apertura. También encontrarán detalles como la posibilidad de reclinar el respaldo, unas salidas de aire, puertos USB en el reposabrazos… hasta calefacción en los asientos (si se elige este extra). Mazda sabe que cualquier pasajero de un SUV merece el mismo mimo y lo aplica en el interior de este modelo.
Quizá el punto débil del CX-5 sea el maletero: con 477 l, es más pequeño que el de la mayoría de sus rivales.
Prueba Mazda CX-5 diésel 150 CV: conducción
La altura al suelo es razonable para transitar por caminos en buen estado.
Sí, estamos conduciendo un vehículo con un motor de gasóleo, pero la impresión es tan agradable y relajada como si por sus venas corriera gasolina. Aunque la potencia de esta mecánica es 15 CV menor que la de su «hermana» de 95 octanos y pesa 100 kg más, mueve el SUV nipón con soltura en cualquier circunstancia.
El buen trabajo realizado con las suspensiones, que sujetan la carrocería sin rebotes extraños, hace que podamos hablar de un crossover razonablemente ágil en las zonas retorcidas. Y si brilla en este escenario, es evidente que en una situación más sencilla, como una autopista, no tendremos quejas (si exceptuamos su consumo; ahora volveremos sobre ello). Completan el conjunto una visibilidad óptima (Mazda ha rebajado el tamaño de los espejos retrovisores y ha retrasado los pilares A para mejorar este apartado), una dirección suficientemente informativa y unos frenos con función Auto-hold: impiden que el coche se vaya hacia atrás en las rampas.
Este sistema te será de ayuda también en las pistas. Sabemos que no son muchos los propietarios de este tipo de SUV que abandonan el asfalto, pero los más atrevidos disfrutarán de un ritmo vivo en los caminos en buen estado. A pesar de que esta versión no cuenta con cuatro ruedas motrices, su tracción delantera y su altura al suelo son suficientes para llevarte de excursión… siempre que no pretendas meterte en muchos líos. Te divertirás, en cualquier caso.
Prueba Mazda CX-5 diésel 150 CV: motor
Su comportamiento es suave y aplomado en cualquier circunstancia.
La mecánica de 150 CV es muy recomendable: sube de vueltas de forma lineal y con la rapidez que esperas, responde sin pereza al acelerador y su sonido apenas se nota. Es elástica, por lo que no tendrás que recurrir continuamente al cambio… aunque no te importará, ya que la transmisión manual tiene un accionamiento preciso y rápido.
¿Todo son virtudes? Lamentablemente, no. El consumo es alto: hablamos de un vehículo que pesa 1.460 kg y mover con viveza casi tonelada y media es algo que se acusa. En este caso, los 4,9 l/100 km de gasto de combustible homologado se quedan en dos más. Es una cifra elevada, cierto, pero aun así, seguiríamos apostando por este propulsor antes que por los de gasolina: la entrega de fuerza desde bajas revoluciones hace que su utilización sea mucho más agradable.
Prueba Mazda CX-5 diésel 150 CV: equipamiento
La palanca de cambios sube su posición para que esté más cerca de la mano; la ergonomía mejora.
Nuestra unidad de pruebas cuenta con el acabado Zenith, el más alto de la gama, que incluye el G-vectoring control (de serie, mejora el comportamiento en las curvas), climatizador bizona, luces y limpiaparabrisas automáticos…
También está entre la dotación básica el dispositivo de infoentretenimiento MZD Connect, que se ha actualizado y ahora tiene una pantalla de 7 pulgadas. En esta versión, gestiona un sistema de sonido Bose de 10 altavoces.
En lo referido a la seguridad, podemos contar con programador de velocidad activo o el reconocimiento de señales de tráfico, que se muestran en el head-up display. Asimismo, encontramos la alerta por cambio involuntario de carril, la de vehículos en el ángulo muerto o la de tráfico trasero, el asistente a la frenada de emergencia, el detector de fatiga, el control de crucero, etc.
Prueba Mazda CX-5 diésel 150 CV: conclusión
La velocidad máxima que puede alcanzar este Mazda CX-5, según las cifras oficiales, es de 204 km/h.
Con los extras que llevaba la unidad probada (el pack white, por ejemplo, que incluye tapicería de cuero blanco, asientos con regulación eléctrica y head-up display con memoria), el precio de este Mazda CX-5 es de 35.745 euros. Quizá te parezca un poco elevado, pero está en consonancia con sus rivales y, sobre éstos, tiene la ventaja de un equipamiento más que completo y un espacio interior del que pocos en su segmento pueden presumir.
Ficha técnica Mazda CX-5 diésel 150 CV
Dimensiones | 4,55/1,84/1,68 m (longitud/anchura/altura) |
Potencia | 150 CV (110 kW) |
Consumo oficial | 4,9 l/100 km |
Emisiones CO2 | 128 g/km |
Precio | 35.745 euros (unidad probada) |
Rivales Mazda CX-5 diésel 150 CV
Ford Kuga
He aquí un poderoso rival para el CX-5, ya que, a igualdad de importe, el Kuga incluye la tracción total y el lujoso acabado Vignale. Incluso puedes ahorrarte unos euros y, si prefieres más potencia, optar por la versión ST-Line y el propulsor diésel de 180 CV de Ford.
Renault Kadjar
El coste del Kadjar es imbatible, vaya eso por delante… pero sus acabados y el tacto de sus mandos están un punto por debajo de los que muestra el Mazda. Eso sí, también es solvente en cualquier situación.
Volkswagen Tiguan
Aquí sí se miden las fuerzas casi de igual a igual, ya que este Volkswagen destaca por su interior sobrio, pero de buena factura, y por su comportamiento intachable. Con un motor y precio de cifras similares (bueno, son 100 euros más) ofrece el cambio DSG automático de 7 velocidades.